domingo, 6 de enero de 2013

2013

Y he acá que inicio el año 2013 con las sábanas enredadas en un ambiente que me es muy familiar; el cuerpo femenino. Nunca recuerdo mis sueños cuando estos evento cálidos acontecen. Pues al despertar a media noche, los brazos delgados, los labios rojos, los pechos uniformes, el cuerpo delgado y la cabellera larga, quebrada, negra con aroma dulce, tranquilizan y entonces vuelvo a dormir.
Apenas, hace poco tiempo, reflexionaba con un amigo, con respecto a la existencia, a la vida. Cierto que cuando llegamos al extremo del análisis sobre este tema, nos consume la nostalgia y es válida y acertada la frase de "sólo vivimos una vez en este mundo" esta sentencia tan universal me da cuerda para continuar entonces mi vida, vivir, existir en un lugar determinado como en lugares indeterminados, no comencemos con suposiciones de moral ni ética (que sí la tengo) sino que después de repensar varias veces "la máxima" en efecto no queda nada de nosotros, ni la memoria posee tanta fuerza  ni cabida en este universo porque ni cenizas quedan de ella, después de muertos. Si por lo menos alguna pequeña porción de memoria quedara de nosotros, como por ejemplo, poder decir: Hace una vida pasada, anduve ahí, así que ahora pretendo pasar por otros rumbos. Hace una vida pasada cometí un grave error y ahora en esta vida vengo a enmendar esa errata. Y etc. No, nada de eso puede ser porque la muerte en sí (para uno) no tiene memoria. Y he acá que inicio el año 2013 con las sábanas enredadas en un ambiente que me es muy familiar cuando amanece y ella me mira y se sonrié de lo acontecido y entonces en lo que llega el sol para suprimir el frío matutino nosotros nos damos a la tarea de otorgarnos calor entre actos violentos haciendo uso de las manos, de las piernas y del cuerpo.

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