martes, 12 de abril de 2011

SALTIMBANQUI

Pero hubieras visto cómo desempeñaba su papel. Adiestra y siniestra movía las manos, pensarías que era una maestra de la actuación; pero no, nada de eso, por fortuna no se desarrolló en ese medio, yo diría que asemejaba a una gallina alborotada o excitada. Siempre quiso que se le asignara el papel de jefa, de mando, de cederle cuando mínimo un minuto el privilegio para dar órdenes.
Pero hubieras oído su voz, ni al mismo jefe a cargo le he oído nunca una voz enérgica cuando manda a cumplir cierta actividad.
Pero hubieras visto sus pasos. Esos pies que antes se desplazaban tranquilos, ahora parecían volar con aire inicuo. Hubieras visto su rostro. No diré; ese rostro que anteriormente, sino afirmaré, principal elemento para completar el disfraz de payasa callejera.
Hubieras visto, te habrías entretenido igual que yo esta mañana. Siempre es bueno que en el trabajo alguien se digne a desempeñar un papel de su agrado para entretener a un público nada exigente.

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