miércoles, 13 de octubre de 2010

CARTA A MI LECTORA EXTRANJERA

Prosas Presas en su verde mirada
Ay, este cielo, esta tierra, este aire, este usted, caben en un solo lugar: en mis ojos.
Hace rato ladraba mucho un perro que estaba amarrado, no hice caso a su grito, rato después me asomé y vi que frente a sus ojos una pareja de perros hacían el amor, le hacían el amor al enfadado perro encadenado. Sus ladridos no sé que dirían, desconozco el lenguaje de muchas cosas, pero supongo que no estamos lejos de los sentimientos, de las sensaciones de otros seres vivos, y entonces interpreté a través de sus movimientos y del afán por librarse, que buscaba la libertad, no para evitar a esos ineptos desconocedores del amor, sino para matar un amor que nunca debió de atravesarse en sus colmillos. Usted jamás se atravesó, yo fui el atravesado en sus ojos
Descuide, mi amor no es una fiera, es tan humanamente y sencillo que jamás será cazado por unos colmillos
(escrito un dos de octubre -no se olvida-)

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