miércoles, 14 de julio de 2010

PROMISCUO

Qué puedo decir de mi, mi nombre no es nada extraordinario; Karla, vaya nombre Grave, a mi edad primaveral como dicen los adultos no es lo único grave. Los dedos de mis pies me gustan, admiro mis muñecas donde cuelgan pulseras de fantasía, pero nunca me han gustado mis pechos,porque parecen tener mayor magnitud que mi cabeza, pero claro, son el deleite de los hombres, la alternativa exqusita para mantener fija sus miradas en mí. Alguna vez tuve un noviecito menor que yo, amable él pero supongo que se sentía incómodo cuando estaban sus amigos y no dejaban de mirarme.
Tiempo después la relación llegó al punto final, algunas relaciones las he dejado en puntos suspensivos, algunos otros me han dejado el corazón como una mina expropiada. De esto último mi madre se enteró y sólo me dijo estas sus palabras de vida "cásate, embarazate o has lo que quieras con tu miserable vida" todos los hombres son iguales. Y nunca faltaba la imágen de papá como un claro ejemplo. Él se fue con una mujer mas joven que mi vieja madre. Pero el punto es lo siguiente.
Hace tiempo conocí a Néviju, y no mentiría en decir que era un prototipo de ser humano, él me hablaba de las maravillas del mar, de las islas, de los viajes en carreteras, de las puestas de sol y sus colores camaleonescos. Nunca nadie me había pintado una conversación magnífica. Yo le platicaba de mis gustos, mi futuro y de mi madre y él siempre oía atentemente con los ojos clavados en algún destino, ya cuando llegaba al tema de mis relaciones amorosas que me torturaban cada ves que los recordaba, él se reía y me decía que todos los hombres eran iguales; expresión que me representaba a mi madre con todo y sus gestos, hasta que una vez le pregunté si tenía novia o había tenido algún amante. A mi parecer era un chico sencillo, amoroso, sincero, pero cuando me contó sus historias vaya que si era un hombre diferente, astuto, con manías superiores y quizás singulares de otros muchos. A él siempre le había gustado la compañía femenina, y cuando éstas se iban no le preocupaba.Un dia me confesó que amaba a una en especial y que nunca la había tenido.
A las mujeres nos fascina que nos llenen de regalos tanto las manos como el alma, pero que el hombre lo haga con intención de regalarnos los dichosos regalos, no como lo hacía Néviju, él regalaba cosas porque esa "cosa" le había parecido hermosa y se vería más atractiva que una mujer las portara, en resumen era para alborozarse él mismo, núnca regaló nada en realidad, y siempre admiró a las barbies, y que cada mujer que tuviera la fisonomía Barbie era precisamente para vestirla y admirarla y sólo eso, y que su corazón permanecería latente mientras su amor de verdad viviese.
Yo le confesé de mi primera relación sexual, que había sido en casa de un amigo estando yo bien hasta atrás y que solamente recordaba los segundos de goce y de ahí el sueño me envolvió a un mundo paralelo. Él respondió que los seres humanos así somos, buscamos lo impreciso porque creemos que nos envuelve mejor con su ocultamiento que lo conocido, él amaba a las reinas del sexo o sea a las putas como las llamaba mi madre, y tenía su teoría del porqué, según él "hay variedad puedes acostarte con quien quieras hoy y mañana y la proxima semana porque los seres humanos detestamos la rutina" y nadamás se necesita dinero. Néviju tenía su amante y su novia; novia a quien admiraba y amante con quien se acostaba y a las dos las trataba por igual.
Así que despues de cinco años me llegó la rutina tan pesada como la muerte y me acordé de la platica con Néviju y hoy admiro mis pechos, gracias a ellos el dinero llega como las moscas y después de todo el placer es el placer y tengo con que mantener a mi hijo. Néviju fue un ángel para mi, nunca fue mi cliente, aunque en su momento cuando lo ocasión lo ameritó me tomó como una mas de sus amantes pero fue breve.
Espero que su corazón siga latiendo por su verdadero amor

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