jueves, 16 de septiembre de 2010

¡¡¡AY!!, MI ALEGRÍA E INSATISFACCIONES


Me pasa contigo querida musa mía, lo que a Vermeer con su Griet, su obra, la belleza de sus pinceles, la técnica de la observación, la agudeza de la luz en cada poro, en los labios; todo eso me sucede. Pero me causa tristeza los celos de Catherina, la esposa del gran pintor, y me deprimo cuando Griet, la volátil, modela el arete de la esposa y ésta no entiende el suceso del momento y hace un insoportable coraje, odio, hacia Griet y también hacia su esposo. El esposo trata de entender los celos de Catherina sin embargo ama y profesa fidelidad hacia su arte, hacia la belleza de Griet y no le queda más que decirle a su desdichada mujer estas palabras -tú no entiendes de arte- ¡Qué tajante, doloroso!! sin embargo es la realidad, ella no entiende eso y no podría embellecerse a su edad con los aretes para un cuadro, porque simplemente el artista necesita una obra de calidad y la ha encontrado todo en la adorable Griet. Tampoco hay contacto entre el creador y su modelo aunque en algún momento la emoción quisiera traicionarlos, más, lo toleran, sobre todo Vermeer, porque sabe que si mancha sus manos con el cuerpo de Griet, estaría violando en efecto su obra, su obra maestra. Querida musa verde ¿hasta cuando terminarán mis palabras para ti, para ambos? no busco modelo porque no soy un pintor, no obstante, cuando ya no te tenga ¿mis palabras de verdad vagarán hacia otros lados, o inconscientemente siempre serán para ti? no tengo esposa, y si la tuviera no tendría que pasar coraje porque no le compraría unos aretes de perla; serían de fantasía como esta existencia nuestra. Nosotros en algún momento violentamos las letras, las palabras, las ideas, pero un poema nuestro no nos saldría tan caro como una pintura de Vermeer.

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