sábado, 1 de mayo de 2010

LAS MAÑANAS

Las mañanas frías congelan las palabras, las ideas, pero no las emociones.
Esta mañana me he levantado más temprano que lo habitual, no ha sido porque sea un candidato del insomnio (no lo creo) nose que acto me impulsó a levantarme a una hora establecido para el canto de los gallos, pero da la tristeza que en mi casa no hay gallos, cuento con un perro labrador de porcelana como mascota.
A través de mi ventana observo como los rayos del sol van despertando los diminutos pastos del campo donde los niños echan una "cascarita". Ese campo; verde, amplio, desequilibrado, y permamente; considerablemente se va acabando, lo verde sólo es en las mañanas cuando las últimas gotas de humedad se van dispersando. Por otro lado, cuando miro a través de otra ventanita de mi cuarto, observo hacia abajo, hacia el lugar de los semaforos, de los edificios, de las contrucciones inacabadas, decido quedarme esta mañana en mi cuarto -me dictan mis emociones- pero la responsabilidad me avienta a ese mundo de abajo, al lugar de la desintegración ó ¿de la unión?, no lo sé, pero mi necesidad económica me exige un sueldo.

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